martes, 8 de abril de 2008

Circuito de Río Tinto. Fórmula 3000


La presentación:
“Bienvenidos a nuestro parque minero, pueden pasar y recoger sus tickets. Les damos este número para que se coloquen en la parrilla de salida y sigan a nuestra guía. Manténganse a la espera y atentos a los altavoces que el tour empezará en el momento en que ella eche mano de su furgoneta e inicie la caravana del dominguero”.


La previa:
Vuelta de reconocimiento, atentos a los tiempos y al mapa del circuito. (Quizás habrá que repostar a mitad de carrera…) Mejor colocamos el coche a la sombra para que no se calienten demasiado los neumáticos de nuestra cabeza y el queso del bocadillo. Breve refrigerio y búsqueda de nuestra posición en la línea de salida.


Miradas desafiantes de los participantes, preocupación por el recorrido e inseguridad de los foráneos. Alemanes, portugueses dudan de su lugar y no saben si podrán atender a la señal de salida.


La carrera:
¡Y si da la señal! Aparece la furgoneta azul y todos a seguir al líder, nosotros cogemos nuestra posición sin conceder ni un centímetro, pero los foráneos se despistan y tiene que andar derrapando por las calles del pueblo hasta tomarnos el rebufo.


“Sí, sí, síganme, por favor les conduciré por el túnel del tiempo hasta los misterios del metal (del vil metal porque pagarán una pasta por ello) y conocerán de primera mano los olores y los colores de nuestra bóveda de eucalipto y de nuestras manchas amarillentas”.


El recorrido:
Pensábamos que sería difícil de resistir con mucha curva de izquierda, muchos kilómetros de paciencia, mucha información que almacenar y hasta cascos de protección para los accidentes. Y nos damos cuenta de que sólo andaremos por la recta -a paso ligero, eso sí- avisados de no salirnos por el único escape de emergencia y de dejar para el regreso las miradas oblicuas y las escaleras en espiral.


Casi no escuchamos las explicaciones que nos transmiten y los pobres alemanes –sinsabores del correr en circuito ajeno- se contentan con fotografiar lo que pueden a falta de palabras comprensibles. Llegada a la boca del túnel y regreso, vuelta y vuelta como el solomillo y cuando queremos preguntar por la línea de llegada nos damos cuenta de que ya nos han bajado la bandera a cuadros y que estamos perdidos de la mano de dios, abandonados a nuestra suerte en territorio lunar pensando que habrían existido 2.999 fórmulas mejores de plantear esta carrera.


1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Que malo es ser tan inteligente y agudo, querido Jaime, jaja! En fín , sí lo de la mina es una tomadura de pelo a oscuras ( con premeditación y alevosía)Bueno espero que se te haya olvidado relatar parte de tu contacto con la Madre Tierra: la parte deleitosa y sin coña, pero esas cosas son para ti, no?