lunes, 28 de abril de 2008

Trascendentalismo Tuning

En algún momento primigenio debió de existir un Mesías del Run-Run, adventor de un Dios de las Grandes Cilindradas. Sólo así cobra sentido la afirmación de nuestra mentora riotinteña: “El Tuning se lleva por dentro”. La risueña muchacha no quiso apropiarse de la autoría de tan elocuente parlamento y, ante la respuesta estupefacta de nuestros rostros, se la devolvió con olimpismo y elegancia a su marido.

Probablemente nuestra interlocutora, médium de un cónyuge ausente, no se refiriera más que a mejoras en guanteras y volantes, equipos de audio y alfombrillas, pero, ¿cómo resistirse a la embriagadora promesa de un Más Allá motorizado? ¿A la seducción de 120 W de potencia en línea directa con un Ser Ultraterreno? Impelida por las palabras de la muchacha, en nuestra imaginación se agolpan, como pelotas de golf levitando en el cosmos de un universo “customizado”, el enjambre de cuasi creencias y seudo espiritualidades con las que salvamos la sustancia viscosa, estéril y fastidiosamente intrascendente de nuestro día a día.

Leo en la Tuning pedia (http://www.tuningpedia.org/Portada): “El Tuning de vehículos es una de las respuestas hacia la creciente demanda desde hace unos años a la personalización de nuestras posesiones, para hacerlas de alguna manera u otra singulares.”

Tunea, my friend.

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